El enfoque psicoanalítico moderno e integrador se basa en la comprensión profunda y compleja de la personalidad de cada individuo, su crianza, su historia de vida y las vivencias dolorosas o traumáticas que tuvo que atravesar.

Busca entender las motivaciones inconscientes de los síntomas, de los conflictos internos, de las dificultades relacionales y de los rasgos de carácter que complican la vida de la persona y/o la de los demás.

Los pacientes no se “encajan” en ningún dogma o manual, sino que se los ayuda respetando su singularidad.

Construir un vínculo de confianza, comprensión y cooperación entre paciente y terapeuta es un pilar fundamental no sólo para iniciar una psicoterapia sino también para que el consultante logre cambios positivos y duraderos.

La comprensión empática, la escucha atenta del paciente y el diálogo son los recursos fundamentales para que un paciente se sienta bien comprendido y progrese en la psicoterapia.

Cada sesión se focaliza en temas que emergen de los objetivos terapéuticos y de las necesidades emocionales del paciente.

Se promueve el pensamiento asociativo y reflexivo que estimula la capacidad de relacionar ideas y crear nuevos significados que ayudan a considerar los problemas desde otras perspectivas.

Con una actitud activa que favorece el cambio psíquico, las intervenciones del terapeuta se ajustan al estilo y capacidades psicológicas de cada paciente.

La duración de la psicoterapia se adapta a los tiempos y posibilidades de cada paciente. Su finalización se acuerda entre ambos participantes del proceso terapéutico.

Es una psicoterapia efectiva para tratar distintos trastornos psicológicos y de personalidad.