Como definición general, el estrés es un estado de alerta, de activación del organismo, para responder a demandas estimulares del medio ambiente; estas demandas conllevan resolver una tarea. Una vez resuelta la demanda el nivel de estrés disminuye. Las demandas o tareas pueden tener distintos niveles de complejidad. Afrontar dichas demandas satisfactoriamente o, al menos, tener conciencia de las mismas e intentar resolverlas, implica una adecuada capacidad de adaptación a la vida social y cotidiana.

Esta adaptación se traduce en el afrontamiento de problemas cotidianos que, a veces, son inesperados y a veces no, pero si surgen de forma sorpresiva, se encuentran dentro de las expectativas conscientes o inconscientes que las personas tenemos respecto de las dificultades que nos pueden aparecer. El funcionamiento cotidiano casi siempre incluye acontecimientos que generan tensión y que son enfrentados por la persona echando mano a sus recursos disponibles.

Podemos citar cientos de ejemplos: los constantes embotellamientos en el tráfico, presentarse a un examen de la facultad, hacer horas extras en el trabajo, un accidente doméstico, problemas con las empresas de servicios, etc.

Los elementos psicológicos y emocionales que la persona utiliza para resolver las situaciones estresantes cotidianas se denominan “recursos de afrontamiento”. Dichos recursos constituyen un conjunto de pensamientos y de acciones tendientes a solucionar problemas y en consecuencia disminuir el estrés. Por ejemplo, ser rápido y perspicaz en proyectar con anticipación caminos alternativos para evitar las zonas con mayor atascamiento del tránsito vehicular.

Que un acontecimiento sea “estresante” no sólo depende de la magnitud del mismo, sino de la capacidad del individuo de afrontarlo e intentar resolverlo.

También influye la personalidad porque hay individuos que, por ejemplo, son muy negativos, ansiosos o dramáticos, los cuales sobredimensionan los problemas, los exageran y terminan por vivenciar un problema moderado como si fuera grave. Por ejemplo, tener inconvenientes de salud física e imaginar que es el inicio de una enfermedad incurable cuando aún no tiene un diagnóstico.

En suma, la sana capacidad de adaptación conlleva la disposición, responsabilidad e iniciativa para enfrentar los problemas, deseos o demandas internas y/o externas que hacen al ejercicio de nuestra autonomía como individuos.

La salud mental de un individuo no se mide por la ausencia de problemas, pues estos forman parte de la vida, sino por su capacidad de hacerles frente e intentar resolverlos.

Los habituales comentarios acerca de la pasividad, banalidad, falta de iniciativa y comodidad que se observa hoy en día en muchas personas implica, entre otros motivos complejos, la evitación de un estrés necesario, saludable, para desarrollarse
psíquicamente, adquirir complejidad psicológica y devenir en sujetos con vida propia.

Cuando el individuo se ve inundado por una sobrecarga de tensión y/o angustia, producto de ciertas demandas externas que le exigen extremar sus recursos, o su energía psíquica y física para resolverlas, estamos frente a un estado de distrés, es decir, lo que comúnmente y erróneamente se denomina estrés.

En el plano psico-biológico, cuando un individuo ha perdido frente a un estresor su capacidad de afrontamiento, se produce la activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal con el consecuente incremento en la secreción de corticoesteroides. Se pueden producir entonces diferentes trastornos o síntomas psicológicos, en especial, cuadros ansiosos, depresivos, trastornos adaptativos o sensaciones de angustia y desvalimiento. A su vez se ha asociado la severidad de la sintomatología depresiva con la disminución de la actividad inmunitaria. Esto contribuye al desencadenamiento de enfermedades físicas o psicosomáticas.

Las personas no siempre vivenciamos estrés o distrés, hay momentos de calma, sosiego, de una satisfactoria tranquilidad, o de un sereno disfrute. A ese estado se lo denomina eutrés. El prefijo “eu” siempre remite a equilibrio o estado balanceado.