La evaluación psicológica es una especialidad y un cuerpo de conocimientos fundamental para el ejercicio profesional de la psicología. Son recursos específicos y complementarios a la evaluación clínica. El psicodiagnóstico es a la psicología lo que los estudios diagnósticos complementarios son a la medicina (tomografía, radiografía, análisis de laboratorio, etc.), recurriendo a una analogía que suele ser utilizada.

El psicodiagnóstico es un proceso que consta de una serie de entrevistas y de la administración de pruebas psicológicas estandarizadas con el objetivo de arribar al conocimiento lo más amplio y profundo posible de la psicología de una persona. Si bien en muchos casos se puede establecer un diagnóstico aproximado y específico (por ejemplo, un trastorno de la personalidad en combinación con una depresión), definir un diagnóstico psiquiátrico o psicopatológico no equivale a realizar un psicodiagnóstico.

Un proceso psicodiagnóstico nos permitirá arribar a conclusiones acerca del trastorno mental actual de un paciente y de la composición de su personalidad de base. Siempre se busca enmarcar la comprensión de la sintomatología dentro de la personalidad en todas sus características y complejidad.

Se utilizan técnicas psicométricas, proyectivas y neuropsicológicas. La selección de la batería de tests se define según el motivo de consulta del paciente, pero hay pruebas que, por su enorme utilidad, riqueza y validez científica, casi siempre suelen ser incluidas: el Rorschach, el MMPI-2 y el WAIS.

El psicodiagnóstico no sólo se aplica en adultos, sino también en niños y adolescentes.

Un enfoque especial del psicodiagnóstico es la evaluación terapéutica. El objetivo del evaluador va más allá de recolectar información que será útil en la comprensión y tratamiento del paciente. Siguiendo una serie de pasos y procedimientos, la evaluación terapéutica se propone ayudar al paciente a crear cambios positivos en los pacientes, es decir, empezar a reconocer sus dificultades y considerarlas desde otras perspectivas. Es el inicio de un trabajo terapéutico que luego se continuará y profundizará en una psicoterapia propiamente dicha.